Ana y João están contribuyendo a embellecer la imagen del vino de Cartaxo, que no goza de una prestigiosa reputación de calidad. Con la ayuda del padre de João, cultivan tres parcelas que suman menos de 2 hectáreas: una plantada por su padre en 2013 bajo la casa familiar, y las otras dos, en Vale d’Água, de 30 años, que les cedió el propietario de 90 años a cambio de vino, y cultivadas, como su propio viñedo, en agricultura ecológica. El viñedo favorece las variedades autóctonas Seara nova, Fernão Pires, Arinto, Tamarez, Alicante en blanco, Castelão, Trincadeira preta, Alicante Bouschet, Preto Martinho en tinto, con un complemento de Touriga nacional, Tinta roriz y Tinta Barroca. Los suelos son predominantemente arenosos con una capa de arcilla más o menos profunda según la composición de las parcelas. El aire procedente de la Sierra de Montejunto, situada a 15 kilómetros en línea recta, hace que las noches sean más frescas. Los vinos envejecen en acero inoxidable y madera usada durante 12 meses y pronto se elaborarán en la nueva bodega junto a la casa que acaban de comprar y que cuenta con 1,5 hectáreas de terreno para plantar.
Como amantes de la leche y del vino crudo, el dúo Ana-João ha dado con la mejor amalgama de animal y vegetal y ha enriquecido nuestra colección de hongos que alegran la mesa y la vida en el campo. Larga vida al Cartaxo crudo y al Chiba cremoso.
